Que
los niños conozcan y utilicen distintas estrategias para analizar, valorar y
utilizar información de los textos.
Procedimiento:
1.- Formulación de preguntas. Solicitar a
los estudiantes que formulen y respondan preguntas de distinto tipo, en forma
oral y escrita. Escribir en el pizarrón algunos ejemplos para mostrarles los
tipos de preguntas que pueden hacer.
A) Preguntas de contenido. Las preguntas
pueden referirse a detalles (comprensión literal): ¿Cuándo…? ¿Dónde…? ¿Quién lo
hizo? ¿Por qué? ¿Cómo pasó…? ¿En dónde se menciona tal situación…?; o enfocarse
en la reconstrucción general del contenido del texto (comprensión global): ¿De
qué trata el texto…? ¿Cuál es el tema?
B) Preguntas de interpretación personal.
Son preguntas que permiten establecer relaciones entre la lectura y las
experiencias, emociones y sentimientos propios del lector. Por ejemplo: ¿Alguna
vez han visto (sentido, vivido) algo como esto? ¿Alguien ha deseado algo
similar? ¿Cómo se sintieron con lo que leyeron? ¿Les gustó lo que se leyó? ¿Por
qué?
C) Preguntas de análisis crítico. Son
preguntas orientadas a la expresión de juicios y opiniones sobre el contenido
del texto; en algunos casos pueden implicar la elaboración de inferencias sobre
información no explícita en el texto. Por ejemplo: ¿Por qué se mencionará tal
cosa del texto? ¿Qué piensan del comportamiento de tal personaje? ¿Es válido lo
que afirma el autor? ¿Cuándo sería válido hacer esto y cuándo no? ¿Existen
alternativas para esta situación? ¿Qué habrían hecho ustedes en un caso
semejante? ¿Por qué? ¿Qué se puede hacer para solucionar este problema?
Evaluación:
Conceptual: Define
adecuadamente los diversos cuestionamientos planteados de manera grupal en
clase.
Procedimental: Registra
en su cuaderno las diferentes preguntas al igual que las respuestas
correspondientes.
Actitudinal: Valora
el uso de las preguntas para una lograr alcanzar una comprensión óptima.
Este tipo de estrategia es muy buena, ya que permite que los alumnos recuerden toda la historia o en este caso la lectura, se puede empezar a hacer preguntas de lo macro a lo micro, por ejemplo solicitar a alguien que cuente lo que se acuerde, después ir profundizando los detalles, desde el nombre de un personaje, hasta el lugar en el que estaba colocado un objeto.
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